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jueves, 16 de enero de 2014

El PAN y los Partidos Políticos.

El PAN y los Partidos Políticos

Editorial de Alejandro Zapata Perogordo

El sistema de Partidos prevaleciente en México desde hace décadas, en la actualidad, se ha visto severamente cuestionado ante el proceso de transición que aún padecemos, desgastando a las instituciones partidarias, cuya vulnerabilidad se percibe con mayor notoriedad por la actuación de militantes destacados, que han sucumbido en el desprestigio por sus desmedidas ambiciones, medrando con el poder público, sin que de ello escape partido alguno.

Por otra parte, tal como lo afirman diversos académicos, entre otros José Woldemberg, Lorenzo Córdova y Claudio Katz, quienes los califican como organizaciones irremplazables para actuar en el plano político, este último abunda en el tema, señalando: "Ningún proyecto emancipatorio puede desenvolverse exclusivamente en el terreno social, ni prescindir de las plataformas específicas, los enlaces entre reivindicaciones y las estrategias de poder que aportan las organizaciones partidarias", en consecuencia, existe una real necesidad democrática a efecto de garantizar y vigorizar la vitalidad de las instituciones partidarias.

En realidad causa sorpresa, que después de más de setenta años de la Fundación de Acción Nacional, sus adversarios continúen bajo el estigma de ubicarlo como un Partido Político "conservador y de derecha", con el único objetivo de descalificarlo, poniéndole una camisa de fuerza, al decir que precisamente esos elementos lo definen como la institución que rechaza cualquier cambio y, por otra parte, únicamente defiende intereses económicos sin entrar al debate de las ideas.

Si algo ha caracterizado al Partido Acción Nacional desde sus inicios es la definición ideológica, nació bajo el humanismo político, bandera que siempre hemos pregonado, incluyendo la postura en relación a la economía social de mercado, estableciendo la rectoría del estado en esa materia. Así pugnamos por el respeto y reconocimiento de las libertades, como decía don Manuel Herrera y Lasso, por las disciplinadas libertades a efecto de no caer en los excesos del libertinaje, concretando reformas de alto calado, como la constitucional en derechos humanos.

Las relaciones políticas han sido en el plano institucional y, uno de los grandes retos consistía en propiciar el debate de las ideas y las definiciones, a efecto de estar en posibilidad de confrontarlas ante las demás fuerzas políticas, conocer su forma de pensar en cada tema en concreto, sin divagaciones ni discursos maniqueos, de tal manera, que de grupos de presión transitáramos a ser verdaderos Partidos Políticos, al surgir la expresión de pensamiento que otorga la identidad a cada uno. Esa oportunidad fue otorgada en el Pacto por México, al poner la sustancia y las fechas, ahí establecimos un piso sembrado de coincidencias, de voluntades y ánimo reformador, cosechando debate social, desarrollo democrático, competencia plural y propuestas innovadoras.

Estamos conscientes que el país no ha culminado el proceso de transición, etapa que podemos trasladar también a las organizaciones partidarias, que se encuentran bajo un esquema de ajustes y modernización, como ocurre en Acción Nacional. Muchos de los militantes estamos ciertos que para llegar a la consciencia ciudadana, primero debemos estar conscientes de nuestras propias debilidades y reconocer los errores cometidos, sin entrar al terreno de la autoflagelación, pero sí con objetividad.

La renovación es fundamental, para el país, para las instituciones, para Acción Nacional y los Partidos Políticos, pero esta no será completa ni posible, si no existe en los propios panistas y la clase política, ese es el verdadero desafío, sin temor a las diferencias, sin rehuir a las dificultades y sin extraviar el propósito común.

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