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viernes, 1 de noviembre de 2013

"EL BALANCE DE LO SOPORTABLE". Escribe. Alejandro Zapata Perogordo.

Cosas que no son así.

Editorial de Alejandro Zapata Perogordo

"EL BALANCE DE LO SOPORTABLE".

El "Balance de lo Soportable", es un ensayo realizado por el profesor en sociología por la Universidad de Giessen, Helmut Dubiel, dentro de un estudio más amplio que se refiere al análisis sobre "La Culpa Política", el trabajo resulta muy apropiado, por las condiciones y circunstancias que estamos atravesando en México.

Hace once meses asumió revestido de gran legitimidad la presidencia Enrique Peña, persona sobre la cual se fincaron esperanzas de cambio, sin embargo, las cosas no han sido así, se han presentado una serie de acontecimientos, tomado decisiones y realizado acciones, que han dado pauta para quejas generalizadas, que nos indican que el camino no es por ahí.

Al arribo de la actual administración gubernamental, el país presentaba dos problemas importantes: la inseguridad ocasionada por los carteles de la delincuencia organizada y, por otra parte, la enorme concentración de poder ejercida por los gobernadores estatales, que haciendo de las suyas, desempeñan el encargo como verdaderos virreyes, prohijando impunidad y corrupción, sin ánimo de colaboración en los grandes problemas nacionales

También se encontró una economía con estabilidad y crecimiento, un México considerado como país emergente, en condiciones de recibir inversiones extranjeras, en el mundo exterior utilizaron el termino: "mexican moment".

Las recientes reformas en materia de Derechos Humanos, colocaban al país en dirección de ampliar las libertades, otorgando mayores derechos al ciudadano e impulsando la cultura del respeto y apego de los derechos humanos.

En síntesis, un país caminando. Sin embargo, en poco tiempo de ejercer el cargo, parece que las cosas cambiaron radicalmente; la economía se encuentra en etapa de desaceleración y, al parecer en la puerta de la recesión. La reforma fiscal, ha puesto a los inversionistas y empresarios a temblar, sus planes de expansión se han suspendido, el incremento de los impuestos los coloca en situación de desconfianza y prefieren tomar distancia.

La inseguridad se encuentra en apogeo, siguen proliferando los carteles. El mundo está al revés, los gobiernos dedican recursos económicos en la creación de empresas como invernaderos y consiguen tarjetas de descuentos para sus gobernados en tiendas de autoservicio, mientras que la iniciativa privada, se dedica a contratar y preparar vigilantes que hagan labores de policías, así como a crear sistemas de seguridad.

Ahí tenemos el lamentable caso de Michoacán, que raya en la guerrilla, lo mismo se presenta en otras regiones, con sus particularidades muy focalizadas. Existe la percepción de que las policías y autoridades únicamente sirven para perjudicar a la gente, lo cual incrementa el grado del sentimiento de vulnerabilidad que tienen la mayor parte de los habitantes del país.

Adicional a lo anterior, la certificación en materia de derechos humanos que en días pasados se trató en Ginebra, con más de ciento ochenta recomendaciones, derivadas de desapariciones forzadas, secuestros, homicidios, robos, extorsiones, violaciones, amenazas y un sinnúmero de acciones delictivas que a diario se presentan sin que ninguna autoridad responda, en buena medida confirman lo anterior.

¿Qué es lo que se está creando?

Como dice el autor del ensayo, una sociedad y una autoridad bajo el "nosotros" y "ellos", distanciados, con la cultura de la desconfianza, lo ilegitimo, lo injusto y la barbarie, parafraseando al escritor Mario Vargas Llosa: "La civilización de Espectáculo".

La acción del Estado debe encaminarse a la integración social y nacional, a través de una reflexión colectiva, como lo señala Jurgen Habermas: la garantía de relaciones justas y libres de violencia, es una tarea y un resultado continuo de los ciudadanos democráticos. De otra forma, nuestras instituciones y los gobiernos serán siempre frágiles.

El fondo del problema de manera paradójica es donde también se localiza la solución, por un lado el divorcio y amplia separación entre sociedad y gobierno, así como la carencia de autoridades que inspiren confianza y cumplan y apliquen la ley, produce un sentimiento de culpa compartida, que no se repara con la simple Elección de sus miembros, menos en la complicidad silenciosa que forma un vínculo común, el progreso solo puede garantizarse mediante la propia acción política, creando mecanismos institucionales, donde se de voz y espacio, a la sociedad, que se trabaje a favor de la unidad nacional, fortaleciendo el sentido de pertenencia y la identidad nacional.

El balance de lo tolerable, corre el riesgo de convertirse en insostenible.

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